Lo han denominado hidrogel autocurativo. Este producto está compuesto por una cadena de moléculas de polímero entrelazadas que forman un bloque flexible y gelatinoso muy parecido al de los tejidos blandos del cuerpo humano. «Un hidrogel es como una red de pescar con agua atrapada en la rejilla, pero cuando éstos se rompen las intersecciones de la red no pueden unirse de nuevo. Los nuevos hidrogeles con cadenas laterales pueden “pegarse” a otras cadenas en cuestión de segundos, sobre todo en condiciones de acidez», asegura la principal investigadora, Shyni Varghese.
«La autocuración es una de las propiedades fundamentales de los tejidos vivos que permite que se recuperen del daño continuado. Esto podría llevar al desarrollo de músculos artificiales capaces de repararse por sí mismos», añade.
Las aplicaciones iniciales podrían darse en el estómago, cuyas condiciones de acidez favorecen el funcionamiento de estos hidrogeles.
El tratamiento de las úlceras puede ser una prometedora utilidad.